La jugada maestra de China: ¿El amanecer de un nuevo orden mundial?

Por Andrés Giussepe (Poli-data.com)

En un mundo en el que las tensiones comerciales y el proteccionismo son predominantes, una noticia reciente ha pasado prácticamente inadvertida, pero su impacto tiene el potencial de ser enorme. Se trata de la política china de arancel cero para las naciones en desarrollo con las que mantiene vínculos diplomáticos. A primera vista, parece que se trata de un sencillo acto de buena voluntad. Sin embargo, un examen más detallado muestra una jugada estratégica que podría cambiar la estructura del poder mundial.

No se trata de filantropía. Se trata de arquitectura. La política de aranceles cero no es un gesto aislado; es el último eslabón de una cadena que comenzó con la Iniciativa de la Franja y la Ruta: carreteras que llegan a puertos, puertos que llegan a aduanas, aduanas que se abren sin costos. El resultado: flujos comerciales que ya no miran hacia Bruselas o Washington, sino hacia Shanghái, Guangzhou y Shenzhen.

Una política de «puertas abiertas» que se diferencia de Occidente

China está haciendo lo contrario que Europa y Estados Unidos, los cuales están fortaleciendo sus barreras comerciales con el argumento de proteger la seguridad y las industrias nacionales. Beijing ha ido ampliando este beneficio a más naciones, en particular las de América Latina, Asia y África. Esto no es simplemente un capricho; es una táctica intencionada. La política de arancel cero estimula a estos países a dirigir sus intercambios comerciales hacia China, estableciendo así una dependencia que trasciende lo económico e involucra aspectos geopolíticos.

Esta estrategia queda perfectamente complementada con la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), que invierte billones de dólares en infraestructura. Los puertos, vías ferroviarias y carreteras construidas con capital de China ahora se están transformando en vías para que los productos de estas naciones, como bienes agrícolas y materias primas, ingresen al extenso mercado chino sin las barreras arancelarias.

El Sur Global como campo de batalla

En la última década, el impacto de China en el Sur Global ha aumentado de manera exponencial. Por ejemplo, en el año 2023, el comercio total de China con África superó los 280 mil millones de dólares. Esta medida de eliminar aranceles no solo aumentará estas cifras de intercambio comercial, sino que también fortalecerá las relaciones de Beijing con estas naciones, varias de las cuales se sienten desatendidas o explotadas por las potencias de Occidente.

Sin embargo, esta «generosidad» tiene un costo. Los detractores alertan acerca de la «trampa de la deuda»: los países que no son capaces de pagar sus créditos a China tienen que entregar activos estratégicos, lo cual pone en riesgo su soberanía. El puerto de Hambantota, en Sri Lanka, arrendado a China por 99 años, es un ejemplo que ilustra los peligros potenciales de esta relación.

¿Hacia un nuevo orden mundial?

La política de cero aranceles de China es algo más que una mera medida comercial. Constituye una declaración de estrategias competitivas que desafía el orden mundial posterior a la Segunda Guerra Mundial, el cual está bajo el dominio de las instituciones occidentales y del dólar. En este caso, China propone un camino distinto al comercio y a la inversión, más cooperativo, con el objetivo de posicionarse como el líder de una nueva coalición de países.

Estamos siendo testigos del surgimiento de un mundo con una economía bipolar, en el que seleccionar socios comerciales no es solamente una decisión empresarial, sino también una alineación geopolítica. La competencia no se basa en los territorios, sino en la lealtad y la influencia. Y en este nuevo juego, los instrumentos son tasas de interés, inversiones en infraestructura y, especialmente, aranceles, no tanques. La cuestión es si las potencias tradicionales están listas para esta nueva situación.

 ¿Qué significa eso para la economía global?

La elección de China de suprimir los aranceles para las naciones en desarrollo tiene un impacto profundo y variado en la economía mundial. Esta Medida, más que un simple acuerdo comercial, se propone como una táctica que pretende transformar la dinámica del comercio y su impacto a nivel global.

  1. Reconfiguración de las cadenas globales de valor

La eliminación de aranceles por parte de China no solo redefine las rutas comerciales —las transforma en vínculos estratégicos. Al abrir su mercado sin barreras a los países del Sur Global, Beijing está incentivando una reorientación natural, casi orgánica, de los flujos de exportación. No se trata de una sustitución forzada, sino de una recomposición espontánea: los productores de materias primas, alimentos y manufacturas ligeras se encuentran en China no solo un comprador, sino un socio con capacidad de absorción masiva y estabilidad relativa en la demanda.

Este movimiento no solo diversifica las fuentes de abastecimiento para la economía china —reduciendo su exposición a los mercados tradicionales—, sino que también ofrece a economías emergentes una plataforma de crecimiento menos condicionada por las volatilidades de Occidente. Pero esa integración, por valiosa que sea, no es neutra. Cuanto más se profundiza, más se entreteje la estabilidad económica local con las decisiones que se toman en Beijing: cambios en la política industrial, ajustes en la demanda interna o incluso reorientaciones diplomáticas pueden tener efectos en cadena, transformando lo que hoy es una oportunidad en una vulnerabilidad estructural mañana.

 

  1. La silenciosa ascensión del yuan

Paralelamente, esta política comercial está actuando como un acelerador discreto, pero poderoso, de la internacionalización del yuan. Al fomentar acuerdos bilaterales en moneda local, China no está forzando una devaluación del dólar —está construyendo una alternativa. Cada transacción que se liquida en yuanes, cada contrato que se firma sin referencia al SWIFT, cada depósito de reserva que un banco central africano o latinoamericano decide mantener en renminbi, es un ladrillo en la construcción de un nuevo andamiaje monetario global.

No se trata de una confrontación abierta con el orden financiero existente, sino de una erosión paciente, pragmática, casi invisible. Y es precisamente esa cualidad —su carácter no declarativo, no ideológico— lo que la hace tan efectiva. El yuan no necesita decretos ni sanciones para avanzar. Solo necesita flujos. Y China, con sus aranceles cero, está creando las condiciones para que esos flujos se multipliquen.

A largo plazo, esto podría debilitar la supremacía del dólar estadounidense en el comercio internacional y robustecer la posición del yuan como moneda de reserva mundial.

  1. Impacto en las potencias tradicionales
  • Crecimiento de la influencia en términos financieros: La política de arancel cero y la Iniciativa de la Franja y la Ruta, a través de las cuales China invierte en proyectos de infraestructura, son dos factores que contribuyen a su gran influencia en términos financieros y de desarrollo. Esto le permite rivalizar con entidades occidentales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
  • Competencia en términos geopolíticos: Estados Unidos y Europa están ante un reto directo. A A medida que ellos intensifican los obstáculos comerciales, China los cancela, lo que le permite conseguir la fidelidad y el apoyo de las naciones en vías de desarrollo. Esta competencia no se desarrolla en el campo de batalla, sino en los foros económicos, donde las herramientas son la colaboración y la influencia.
  • La guerra comercial podría intensificarse: Las Potencias occidentales, como respuesta al poderío en aumento de China, podrían implementar medidas proteccionistas adicionales con el fin de salvar sus mercados. Esto podría provocar una guerra comercial de mayor magnitud y dividir aún más la economía mundial en bloques económicos competidores.
  1. Consecuencias para los países en desarrollo
  • Incremento de las exportaciones: Los países en vías de desarrollo, sobre todo los de América Latina y África, obtienen beneficios al tener acceso preferencial a la extensa economía china. Esto tiene el potencial de fomentar sus exportaciones de productos manufacturados, materias primas y productos agrícolas.
  • Peligros de la «trampa de la deuda»: Frecuentemente, el incremento del comercio se da junto con créditos chinos para la infraestructura. Los países que no tienen capacidad para abonar sus deudas están expuestos a la posibilidad de perder el control sobre activos esenciales, lo cual pone en peligro su soberanía económica.

En síntesis, la política de arancel cero de China es una táctica de poder blando que intenta redefinir el orden económico mundial. No solo impacta el intercambio de bienes, sino que también tiene consecuencias en la geopolítica, las relaciones de poder entre los países y el sistema monetario internacional. Como resultado, el mundo se vuelve cada vez más multipolar y la economía global está en transición; en este contexto, la lucha por la influencia y el liderazgo se ha vuelto más intensa.

Correo: agiussepe@poli-data.com

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