La Implacable Desdolarización en las Reservas Internacionales (2015-2030)

Por Andrés Giussepe (*)

 

La hegemonía del dólar estadounidense como principal moneda de reserva global, aunque persistentemente dominante, está experimentando un declive gradual pero constante. Este proceso, comúnmente denominado «desdolarización», no se manifiesta como un colapso inminente, sino como una diversificación estratégica impulsada por una reevaluación fundamental del riesgo por parte de los bancos centrales.

El análisis de la composición de las reservas internacionales desmiente la noción de un simple cambio de paradigma donde el euro o el yuan sustituyen al dólar. En cambio, revela que el principal beneficiario del descenso de la cuota del dólar es un grupo de monedas no tradicionales de economías pequeñas y bien gestionadas.

Este fenómeno es un testimonio de la búsqueda de autonomía financiera y resiliencia institucional frente a la creciente instrumentalización de la moneda con fines políticos. Los gestores de reservas, motivados por la necesidad de mitigar el riesgo de sanciones, están remodelando lentamente el sistema financiero internacional hacia un modelo más fragmentado y multipolar, en el que el oro también ha resurgido como un activo de refugio por excelencia.

1. La Nueva Era de la Gestión de Reservas Internacionales

El sistema financiero global ha operado durante décadas bajo el predominio indiscutible del dólar estadounidense. Desde la transición posterior a Bretton Woods, y consolidado tras la crisis financiera de 2008, el dólar ha servido como la piedra angular del comercio internacional, la deuda y los activos de reserva. Este rol central otorga a Estados Unidos un «privilegio exorbitante», un término acuñado por el exministro de Finanzas francés Valéry Giscard d’Estaing para describir la ventaja que tiene una nación cuya moneda es el principal medio de reservas y pagos transfronterizos a nivel mundial.

Sin embargo, en la última década, ha surgido una dinámica sutil pero significativa. A continuación se examina la tendencia de la «desdolarización», un proceso que no implica el abandono total del dólar, sino una reducción gradual y estratégica de su participación en las carteras de reserva global. Esta evolución es un reflejo directo del riesgo percibido por los gestores de reservas, quienes se ven obligados a reevaluar sus activos a la luz de los desarrollos geopolíticos contemporáneos.

El análisis se basa en una síntesis de datos históricos y proyecciones, inferidas a partir de la información del informe trimestral sobre la Composición de las Reservas Oficiales de Divisas (COFER) del Fondo Monetario Internacional (FMI), un instrumento fundamental para comprender las tendencias en la composición de las carteras de los bancos centrales.

2. La Evolución de la Composición de las Reservas (2015-2030)

La evolución de la composición de las reservas internacionales entre 2015 y 2030 revela una narrativa compleja que va más allá de un simple ajuste de mercado. La Tabla X, que presenta la composición de las reservas globales, sirve como el eje central de este análisis, ilustrando los cambios estructurales que están en marcha.

Tabla 1. Composición Global de las Reservas Internacionales (Participación porcentual)

Los datos del FMI confirman que la cuota del dólar estadounidense en las reservas de divisas asignadas ha extendido un declive de dos décadas, cayendo a 57,7% en 2025, lo que representa una disminución del 12,2% desde 2015. A pesar de esta disminución en el uso como reserva, el dólar mantiene su papel predominante en el comercio internacional, la deuda y los pagos globales. La lentitud de este declive se explica por la inercia sistémica y la profundidad y liquidez insuperables de los mercados financieros estadounidenses. Sin embargo, la constante reducción de su cuota es una prueba de que un factor de cambio estructural más profundo está en juego.

Una de las conclusiones más reveladoras es que la reducción en la cuota del dólar no se ha visto compensada por aumentos significativos en las participaciones de las otras monedas de reserva tradicionales, es decir, el euro, el yen o la libra esterlina. El euro ha fluctuado, mientras que el yen y la libra esterlina han experimentado un declive gradual. Este hecho desmiente la tesis de un simple traspaso de la hegemonía del dólar a otro polo de poder único. En cambio, se observa un fenómeno de diversificación hacia una cesta más amplia de monedas.

El verdadero motor de la desdolarización es el ascenso colectivo de las monedas no tradicionales. El FMI ha documentado que las monedas de economías pequeñas, abiertas y bien gestionadas, como los dólares australiano y canadiense, el won surcoreano y la corona sueca, han absorbido gran parte del cambio de los dólares. La categoría de «Otras monedas» en el cuadro ha crecido un 123,9% entre 2015 y 2025. El atractivo de estas monedas se debe a una combinación de factores como mayores rendimientos, políticas estables y transparentes, y el desarrollo de nuevas tecnologías financieras que facilitan su negociación.

Paralelamente, el yuan chino (renminbi) se perfila como un claro beneficiario de la desconfianza geopolítica. Si bien su participación en las reservas globales se ha mantenido relativamente estable hasta 2025, la proyección muestra una escalada drástica para 2030, con un aumento del 161,9%, lo que refleja una búsqueda de autonomía financiera que no se limita a las grandes potencias. Este crecimiento proyectado sugiere que la política de sanciones y el desarrollo de sistemas de pago alternativos como el CIPS (Sistema de Pago Interbancario y Transfronterizo de China) están ganando tracción, erosionando lentamente la dependencia del dólar y su sistema asociado.

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(*) Economista, con Doctorado en Economía (2024) y en Gerencia (2012) y post doctorado en Gerencia (2018), Especialista en Política y Comercio Petrolero Internacional de la UCV (2009), y Magister en Gerencia Pública para Directivos Iberoamericanos UNED-España (2004).

El contenido de este artículo es parte del libro: “El Fin del Castigo Silencioso: De las Sanciones Económicas a la Seguridad Recíproca” en proceso de publicación.

Correo: agiussepe@poli-data.com

 

 

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