Relaciones Estados Unidos y Venezuela

Distribución del Costo de la Canasta Básica Familiar en Venezuela – Diciembre 2024

Por Poli-data.com

El costo de la vida es una preocupación constante para las familias venezolanas, y comprender cómo se distribuye el gasto en la canasta básica resulta crucial para tomar decisiones informadas.

Poli-data.com ha elaborado un análisis del costo total mensual familiar para diciembre de 2024, tomando como referencia una familia de cuatro personas donde al menos dos de sus miembros trabajan.

Análisis:

El costo de la Canasta Básica Familiar (CBF), compuesta por nueve rubros, alcanzó al 31 de diciembre de 2024 los 750,9 dólares, mientras que la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que incluye 42 productos, se ubicó en 319,5 dólares. La metodología empleada para calcular la CBA es la misma que utiliza el Instituto Nacional de Estadística (INE) para su Canasta Alimentaria Normativa.

La categoría de alimentos representó el porcentaje mayor del gasto familiar, con un 42,5% del total, lo que indica que casi la mitad del presupuesto se destina a este rubro. Esto limita la capacidad de las familias para cubrir otras necesidades esenciales como salud, educación y vivienda. A esta categoría le siguieron Vivienda (18%) y Transporte (12%).

El rubro «Otros servicios» incluye el consumo mínimo de telefonía, internet y recreación.

Es importante aclarar que los montos y porcentajes reflejados en los rubros o categorías del análisis se basan en la recolección de precios de mercado de bienes y servicios mediante una encuesta predeterminada. En el caso de la canasta alimentaria, se elaboró un menú mínimo de consumo diario por persona y familia, que incluye desayuno, almuerzo y cena, estimados mensualmente.

Comparaciones Internacionales

Al comparar el costo de la canasta básica en Venezuela con el promedio de América Latina y el mundo, se observa que el gasto en alimentos es significativamente mayor en el país. Según datos del Banco Mundial para 2024, el gasto en alimentos representa en promedio un 30% del costo total en América Latina y un 25% a nivel mundial. Esta diferencia refleja la vulnerabilidad de las familias venezolanas frente a las fluctuaciones en los precios de los alimentos.

Comparaciones Internacionales:

Al comparar la distribución del costo de la canasta básica en Venezuela con el promedio de América Latina y el mundo, se observa que el peso de la categoría de Alimentos es significativamente mayor en Venezuela. Según datos del Banco Mundial para 2024 (promedios regionales que pueden variar entre países), el gasto en alimentos representa en promedio un 30% del costo total de la canasta básica en América Latina y un 25% a nivel mundial. Esta diferencia podría indicar una mayor vulnerabilidad de las familias venezolanas ante las fluctuaciones en los precios de los alimentos.

Es importante tener en cuenta que estas comparaciones se basan en promedios regionales y que pueden existir variaciones significativas entre países debido a las diferencias en las metodologías de cálculo, los patrones de consumo y los contextos económicos.

Si se toma como referencia el umbral de pobreza definido por la ONU y calculado por el Banco Mundial, que establece el ingreso mínimo diario necesario para cubrir las necesidades básicas de una persona (alimentos, vivienda, ropa, educación y salud), y se utiliza el umbral correspondiente a los países de ingresos medios-bajos, fijado en 3,65 dólares por persona al día (equivalente a 109,5 dólares al mes por persona ), el costo mensual para una familia de 4 personas asciende a 438 dólares. Cabe destacar, que el umbral de la pobreza mínimo es de US$ 2,15 diarios (US$ 258 al mes).

Al comparar este umbral con el costo total de la Canasta Básica Familiar (CBF) en Venezuela, que para diciembre de 2024 se situó en 750,9 dólares, queda en evidencia que una familia venezolana necesita un ingreso significativamente mayor para cubrir sus necesidades básicas. Este desfase refleja las graves dificultades económicas que enfrentan las familias venezolanas, incluso en comparación con los estándares internacionales de pobreza.

Comparación con el Ingreso Mínimo Integral:

El ingreso mínimo integral en Venezuela, compuesto por salario mínimo y bonos indexados, es de aproximadamente 132,5 dólares mensuales. Esta cifra equivale a solo el 17,6% del costo total de la CBF para diciembre de 2024.

Incluso considerando dos personas trabajadoras en un hogar, el ingreso familiar total alcanzaría los 265 dólares mensuales, apenas un 35,3% del costo total. Esta brecha refleja la incapacidad de los hogares para cubrir sus necesidades básicas, lo que agrava problemas como la pobreza, la desigualdad y la desnutrición.

El deber del Estado y la recuperación del poder adquisitivo

El artículo 91 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece que «todo trabajador o trabajadora tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales». En este sentido, el Estado tiene el deber de garantizar que el salario mínimo sea suficiente para cubrir el costo de la canasta básica familiar.

La pérdida del poder adquisitivo, agravada por la «Guerra Económica», las sanciones internacionales y la corrupción, exige una respuesta coordinada entre el Estado, los empresarios y los trabajadores. Es necesario adoptar un enfoque postkeynesiano que estimule la demanda agregada mediante el incremento de los ingresos laborales, la inversión nacional y el crédito productivo y de consumo.

Un aumento salarial puede tener un efecto multiplicador, promoviendo una mayor actividad económica y, en consecuencia, generando los recursos para financiar el propio incremento. Valga decir, el incremento salarial se pagaría a sí mismo mediante la dinámica de estímulo del mercado.

Recomendaciones:

Para lograr una recuperación del poder adquisitivo y garantizar el acceso a la canasta básica familiar, se sugieren las siguientes políticas públicas:

  • Incrementar el salario mínimo: Ajustar el salario mínimo de manera que se acerque al costo de la canasta básica familiar.
  • Promover la producción nacional de alimentos: Implementar políticas que incentiven la producción nacional de alimentos, con el fin de reducir la dependencia de las importaciones y estabilizar los precios.
  • Mejorar la eficiencia del sistema de transporte público: Invertir en la mejora del transporte público para reducir los costos de movilidad de las familias.
  • Fortalecer los programas de protección social: Ampliar y fortalecer los programas de protección social para garantizar el acceso a la alimentación, la salud y la educación a las familias más vulnerables.

Poli-data.com continuará monitoreando la evolución de estos costos para brindar información relevante y oportuna a la sociedad.

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Correo: admin@poli-data.com

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Diagnóstico Estratégico de la Industria Petrolera Venezolana (Enero 2025)

Por Poli-data.com

Fortalezas:

1. Reservas de petróleo más grandes del mundo: Venezuela posee alrededor del 18% de las reservas probadas de petróleo a nivel mundial, principalmente en la Faja Petrolífera del Orinoco. (303.806 millones de barriles)

2. Recursos humanos altamente capacitados: A pesar de la migración de talento, sigue habiendo profesionales petroleros con conocimientos técnicos y experiencia en gestión operativa.

3. Potencial de diversificación energética: La industria del gas natural y petroquímicos tiene un potencial significativo, aunque subexplotado.

4. Geopolítica estratégica: La ubicación de Venezuela en el Caribe y Sudamérica la coloca en una posición estratégica para exportar petróleo y gas a mercados tanto en América como en Europa y Asia.

Debilidades:

1. Colapso de la infraestructura petrolera: Las refinerías y campos petroleros están gravemente deteriorados por la falta de mantenimiento e inversión, reduciendo la capacidad productiva.

2. Fuga de talentos: La salida masiva de profesionales capacitados ha generado una crisis en la gerencia técnica y operativa.

3. Altamente dependiente de un solo recurso: La economía venezolana sigue extremadamente dependiente del petróleo, lo que la hace vulnerable a la volatilidad de los precios.

4. Desinversión y corrupción: La falta de transparencia, la corrupción sistémica y la desinversión crónica han minado la eficiencia y credibilidad de PDVSA.

5. Sanciones internacionales: Las sanciones financieras y comerciales impuestas por EE.UU. y otros países han dificultado la capacidad de PDVSA para operar en los mercados internacionales.

Oportunidades:

1. Aumento de la demanda mundial de crudo pesado: El crudo pesado venezolano podría volverse más atractivo en el mercado global, especialmente en países con refinerías especializadas.

2. Diversificación de mercados: Potencial para aumentar las exportaciones hacia Asia (China e India) y otros mercados no alineados con las sanciones de EE.UU.

3. Uso de nuevas tecnologías: Venezuela puede aprovechar tecnologías de refinación, automatización y exploración de fuentes alternativas de energía a través de acuerdos con aliados estratégicos como China, Rusia o Irán.

4. Reconversión energética: La inversión en gas natural y en energías renovables podría ayudar a reducir la dependencia exclusiva del petróleo y fortalecer el sector energético globalmente.

5. Oportunidades de integración regional: Participación en proyectos energéticos regionales con el Caribe y América Latina.

Amenazas:

1. Fluctuaciones de precios del petróleo: La volatilidad de los precios internacionales del crudo afecta de manera directa los ingresos del Estado y la capacidad de inversión.

2. Impacto de las sanciones: Las sanciones impuestas por EE.UU. y sus aliados han limitado el acceso a financiamiento, tecnología y mercados globales.

3. Competencia de productores de crudo pesado: Países como Canadá y México también producen crudo pesado y podrían captar el mercado que históricamente era venezolano.

4. Incertidumbre política interna: La inestabilidad política y social en Venezuela puede seguir afectando la operación de la industria petrolera.

5. Desplazamiento hacia energías renovables: A medida que el mundo transita hacia fuentes de energía más limpias, la demanda de petróleo podría disminuir en el mediano plazo.

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China como ejemplo de superación de la pobreza y distribución equitativa del ingreso: Un llamado a la autocrítica y la acción en Venezuela

Por Andrés Giussepe

Hoy quiero compartir una reflexión que no puede esperar más. Venezuela está en una encrucijada histórica, y es el momento de asumir una postura crítica, pero también propositiva. La reciente celebración del Foro Mundial de Zonas Económicas Especiales en Caracas nos ofrece una oportunidad para analizar con perspectiva comparada el camino que está tomando nuestro país.

Vemos con admiración cómo China, bajo un modelo de transformación económica planificada, ha logrado sacar de la pobreza extrema a más de 800 millones de personas, según datos del Banco Mundial. No solo eso, sino que se ha consolidado como una de las 10 economías que mejor distribuyen el ingreso nacional a través de la remuneración de sus trabajadores.

¿No debería Venezuela aspirar a lo mismo? ¿Por qué no aprovechar esta relación estratégica con China para aprender de su modelo y adaptarlo a nuestra realidad?

“Capitalismo con peculiaridades chinas”

El caso de China es paradigmático. Se trata de un país que pretende combinar la apertura económica con una fuerte planificación estatal y un control político férreo. A través de las Zonas Económicas Especiales, atrajo inversión extranjera, pero no de forma descontrolada ni caótica. Lo hizo bajo la lógica de un “capitalismo con características chinas”, asegurando que la riqueza generada por la inversión se tradujera en beneficios tangibles para su población.

Pero el aspecto más relevante para Venezuela no es solo la atracción de inversión extranjera. El mayor logro de China ha sido la reducción de la pobreza y la mejora en la distribución del ingreso. En 2022, la remuneración de los empleados representó cerca del 50% del PIB de China, lo que significa que la mitad de la riqueza generada en el país se redistribuye a través de los salarios. Esta proporción está muy por encima de los medios latinoamericanos y supera con creces lo que hoy observamos en Venezuela.

En contraste, nuestro país ha vivido un proceso de pauperización laboral, con un salario mínimo que no cubre ni el 5% del costo de la Canasta Básica. A esto se suma la precarización del empleo público y la política de bonificaciones discrecionales que debilitan el ingreso formal de los trabajadores. ¿Cómo podemos hablar de justicia social si el salario mínimo no está ni cerca de cumplir con el mandato del Artículo 91 de la Constitución?

Autocrítica reflexiva contra la visión salarial de Jesús Farías

Aquí es donde hago un llamado a la autocrítica. No podemos pretender construir un modelo de «socialismo productivo» mientras la clase trabajadora sigue siendo la más golpeada por la crisis económica. El argumento de que «se aumentará el salario cuando mejoren los ingresos petroleros» es insuficiente. Esta ha sido la excusa repetida por el diputado Jesús Farías y otros voceros gubernamentales, pero la realidad es que el país necesita un cambio de enfoque.

Venezuela no puede seguir dependiendo exclusivamente de la renta petrolera para ajustar los salarios. China no esperaba que el precio de sus exportaciones subiera para tomar de redistribución del ingreso, lo hizo con base en políticas de planificación económica, medidas de incentivos al empleo productivo y un sistema tributario más eficiente.

Si bien es cierto que Venezuela ha sufrido las consecuencias de las sanciones internacionales, esta no puede ser la excusa permanente. Los mismos argumentos que justifican la creación de Zonas Económicas Especiales para atraer inversión extranjera deben ser utilizados para promover la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores. ¿De qué sirve atraer capitales si ese dinero no se traduce en mejores salarios, empleo digno y reducción de la pobreza?

Recomendaciones

Desde esta tribuna, proponemos cinco recomendaciones concretas:

1. Ajustar el salario mínimo con base en la Canasta Básica, tal como lo establece el Artículo 91 de la Constitución. Este ajuste debe ser inmediato y no puede depender exclusivamente de los ingresos petroleros.

2. Tomar como ejemplo los países PADI (Países de Alta Distribución de Ingresos a favor de las Remuneraciones de empleados (%PIB)), como China, para adoptar un modelo económico que priorice la distribución del ingreso a través de la remuneración de los trabajadores. Estos países han demostrado que un mayor ingreso para la clase trabajadora no genera inflación ni ahuyenta la inversión, como lo reconoce la propia presidenta de México, Claudia Sheinbaum.

3. Revisar el modelo de bonificaciones salariales. La política actual de bonos discrecionales es insostenible y atenta contra la estabilidad del ingreso laboral. Los bonos deben ser parte del salario integral y no simples ayudas puntuales.

4. Fortalecer la economía productiva no petrolera. No podemos seguir supervisando los salarios al comportamiento del mercado petrolero. Se deben impulsar sectores estratégicos de la economía que generen empleo estable y salarios dignos.

5. Garantizar la transparencia y la participación de los trabajadores en la definición de las políticas salariales. El gobierno debe abrir espacios de diálogo inclusivos donde la voz de los trabajadores, las organizaciones sindicales y los académicos tengan peso en la definición de la política salarial.

Maduro tienes que virar la política económica por una más inclusiva

Hoy, más que nunca, es necesario un viraje en la política económica del país. Venezuela no puede seguir justificando la precarización salarial bajo la excusa de las sanciones o la caída de los ingresos petroleros. El gobierno tiene la oportunidad de aprender de la experiencia china y adoptar una visión de justicia distributiva que permita recuperar la dignidad de los trabajadores.

Señor presidente Nicolás Maduro, tome el ejemplo de China. Si ellos pudieron sacar a 800 millones de la pobreza, nosotros podemos al menos garantizar un salario mínimo digno que cubra la Canasta Básica. No esperemos más. Los trabajadores no pueden seguir siendo los pagadores de la crisis. ¡El momento de actuar es ahora!

¡Háganlo antes que sea demasiado tarde!

Correo: agiussepe@poli-data.com

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Estrategias de Nicolás Maduro para defenderse de los ataques por medio de Guerra Cognitiva

Por Andrés Giussepe

1. Control de los medios de comunicación. El gobierno de Maduro ha fortalecido su control sobre los medios estatales y privados dentro del país, promoviendo una narrativa favorable al gobierno y acusando a medios internacionales de formar parte de una guerra informativa.

Los medios estatales y aliados presentan versiones de los hechos que defienden al gobierno, mientras que se restringe el acceso a medios críticos, como ocurrió con la salida de CNN en Español y el bloqueo de portales como El Pitazo o La Patilla.

2. Uso de redes sociales y medios digitales. Maduro y su gobierno han utilizado plataformas como Twitter y otras redes sociales para amplificar mensajes oficiales, promover campañas que denuncien las sanciones como ataques imperiales y defender sus políticas. Han generado hashtags y contenido digital que busca desmentir acusaciones de corrupción, crisis humanitaria y violaciones de derechos humanos, y señalar a Estados Unidos como responsable de los problemas económicos.

3. Creación de alianzas internacionales.El gobierno ha buscado respaldo de países aliados como China, Rusia, Turquía, Irán, y organizaciones como el Movimiento de Países No Alineados para contrarrestar las campañas internacionales que apoyan las sanciones y el bloqueo. A nivel diplomático, han acusado a las potencias occidentales de imponer una “guerra económica” con fines de intervención y dominación neocolonial.

4. Propaganda oficial. A través de discursos y campañas oficiales, el gobierno ha creado narrativas donde las sanciones y bloqueos son vistos como formas de guerra híbrida dirigidas a socavar la soberanía y la estabilidad interna. Se resalta el papel del “pueblo revolucionario” en la resistencia contra lo que llaman ataques del imperialismo.

5. Fortalecimiento de la soberanía económica. En el ámbito económico, el gobierno ha buscado medidas de sustitución de importaciones, acuerdos comerciales alternativos con países como Irán y Rusia, y el fomento de la producción local como forma de resistir el bloqueo económico. Esto se conecta con la narrativa de guerra cognitiva al mostrar al país como capaz de sobreponerse a la intervención extranjera.

6. Denuncias en foros internacionales. El gobierno de Maduro ha utilizado espacios como la ONU y el Consejo de Derechos Humanos para denunciar la guerra cognitiva como una violación de los derechos humanos y de la soberanía venezolana, argumentando que la desinformación forma parte de una estrategia para justificar una intervención externa.

7. Educación mediática y control del discurso. Maduro ha promovido programas de formación política y educación mediática para sus seguidores, con el fin de que la población reconozca las tácticas de guerra informativa. Se ha instado a los ciudadanos a consumir información de medios estatales y alternativos alineados con el gobierno, a fin de “protegerse” de la manipulación extranjera.

8. Desarrollo de tecnología y ciberdefensa. El gobierno ha hecho esfuerzos por desarrollar capacidades tecnológicas y de ciberseguridad para proteger sus infraestructuras digitales de ciberataques y sabotajes que puedan tener implicaciones en la difusión de propaganda en línea, además de buscar alternativas a la dependencia tecnológica de actores sancionadores.

9. Apoyo y movilización del “pueblo organizado”. El gobierno moviliza constantemente a su base de apoyo a través de movimientos sociales y colectivos que promueven su narrativa.

10. Restricciones y censura. Ante la crítica o narrativas alternativas, el gobierno ha aplicado bloqueos de páginas web, control sobre la distribución de papel periódico, y la limitación del acceso a plataformas críticas para frenar la difusión de narrativas contrarias.

Estas acciones forman parte de la estrategia de “defensa cognitiva”, que busca controlar el flujo de información.

Estas estrategias evidencian un enfoque multifacético de defensa, donde se combina la gestión del relato interno con la denuncia internacional, todo enmarcado en un discurso de resistencia soberana contra lo que se presenta como una guerra cognitiva.

(*) Economista, Doctor en Economía y en Gerencia, UCV, Venezuela

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El crecimiento económico de Venezuela en 2024: Un triunfo de los empresarios y el Estado, no de los trabajadores

Por Andrés Giussepe

¡Yo escribo lo que veo!

1) Introducción

En estos días de navidad y de evaluación de los resultados económicos nacionales e internacionales publiqué un artículo polémico titulado: “¡Un año más, una navidad más! Donde hago alusión a la llegada nuevamente de la navidad con promesas salariales incumplidas.

Pero me encontré en los grupos del WhatsApp a una persona “chavista-madurista”, que en su delirio y celebración porque la CEPAL reconoció que el crecimiento económico de Venezuela para el 2024 alcanzará alrededor de los 6,7%, me atacó con mucha emocionalidad escribiéndome el siguiente mensaje:

“Con todo respeto compañeros. Este señor parece más oposición venezolana que otra cosa. Lo mínimo sería que explicara por qué no es posible aún elevar los salarios. Y como el gobierno compensar está situación con los trabajadores. Es cierto que aún están por debajo del resto de salarios en América latina. Pero la recuperación del poder adquisitivo ha sido invaluable. Es triste ver alguien que habla de las acciones del gobierno y deja de lado las sanciones y el feroz bloqueo que son las principales causantes. Por el contrario deberían estar orgullosos de que la CEPAL reconozca que fue el país que más creció en América Latina en el 2024, el 6,7 % , luego de tener en 2019 una inflación del 386.000 por ciento. Algo que es un gran mérito en si.”

A continuación voy a responder a cada una de sus inquietudes y a su narrativa de “éxito alcanzado” por el gobierno de Nicolás Maduro y sus principales asesores, entre ellos, el diputado Jesús Farías y el Ministro de Planificación, Ricardo Menéndez, a fin de colocar en “el debate económico necesario” varios de mis argumentos y consideraciones que hago desde un enfoque sistémico-complejo y desde una perspectiva postkeynesiana.

2) Mi respuesta profesional a su comentario

Con todo el respeto, es fundamental reconocer que, en términos de análisis económico y social, el crecimiento de la economía no necesariamente implica una mejora en la calidad de vida de la población, y menos aún una reducción de las desigualdades estructurales que afectan a amplios sectores de la sociedad. El crecimiento del 6,7% que menciona la CEPAL, si bien es un dato positivo desde una perspectiva puramente cuantitativa, no refleja una transformación estructural profunda en términos de inclusión social, estabilidad salarial o distribución equitativa de la riqueza.

3) Crecimiento sin inclusión

El crecimiento económico por sí solo no garantiza la mejora de los estándares de vida, sobre todo en contextos donde la distribución del ingreso es altamente desigual. El caso de Venezuela es paradigmático: podemos tener un crecimiento económico debido a ciertos factores externos, como los precios internacionales del petróleo o el incremento de la producción petrolera gracias a la rebaja de algunas de la Medidas Coercitivas Unilaterales en ese sector, pero este crecimiento no necesariamente se traduce en una mejora real del poder adquisitivo de los trabajadores, ni en una reducción significativa de la pobreza o la desigualdad.

4) La renta petrolera persiste como palanca del crecimiento económico

En ese sentido, reconocemos que la producción petrolera aumentó en este año 9%, pasando de 850.000 barriles diarios en 2023 a alrededor del 927.000 barriles diarios (OPEP), gracias al apoyo de China, Rusia e Irán, para reactivar algunos campos petroleros. Como ves, estas cifras indican una tendencia hacia una lenta recuperación, aunque aún muy distante de los niveles de producción alcanzados en el último año de gestión de Hugo Chávez Frías apogeo, cuando Venezuela superaba los 2,7 millones de barriles por día.

Es una noción básica de economía venezolana, que las exportaciones de petróleo han sido históricamente su principal fuente de ingresos; sin embargo, reconocemos que la industria petrolera sufrió un retroceso desde 2017, afectada principalmente por las sanciones impuestas por Estados Unidos contra la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), según lo que afirman las autoridades venezolanas.

A pesar de eso, nos enteramos años después que en ese contexto se ejecutó uno de los casos de corrupción más sonado de la historia económica contemporánea: Pdvsa-Cripto, que hasta la fecha actual, no sabemos cuánto representa en barriles y cuáles son las principales fuentes del desfalco de alrededor de 23.000 millones de dólares.

Pero más allá de eso, insistimos que el uso de la narrativa “triunfo” por el crecimiento económico del 2024, resalta de manera irónica, el hecho de que el crecimiento no ha sido inclusivo, lo cual invita a cuestionar las narrativas oficiales sobre el progreso económico, porque al igual que en la mayoría de los países del mundo, el crecimiento económico del 2024, ha sido en gran medida excluyente, concentrándose en sectores específicos de la economía mientras los sectores más vulnerables se ven marginados.

Veamos porqué digo eso, que suena como un discurso subversivo para muchos lectores e intérpretes del Gobierno actual.

5) La trampa de la desigualdad estructural

Es relevante señalar que el crecimiento que se describe como «positivo» en Venezuela se produce en un contexto de desigualdad estructural que no está siendo abordada de manera efectiva. El aumento del poder adquisitivo que se menciona, es relativo y no debe ser confundido con una mejora sustancial en las condiciones laborales o salariales.

El salario mínimo en Venezuela sigue estando por debajo de los niveles requeridos para cubrir las necesidades básicas de los trabajadores, lo que indica que este «crecimiento» no está acompañado de una verdadera inclusión social. Es un crecimiento desigualmente distribuido, que perpetúa las disparidades sociales.

6) El impacto del bloqueo y las sanciones

Entiendo la preocupación sobre el impacto de las sanciones y el bloqueo, que ciertamente han generado dificultades adicionales para la economía venezolana. Sin embargo, esta situación no puede ser utilizada como excusa para desestimar la necesidad urgente de generar políticas inclusivas y sostenibles. Los países que enfrentan situaciones similares de crisis económica han adoptado enfoques innovadores para mitigar los efectos de las sanciones, buscando alternativas para diversificar sus economías, mejorar la eficiencia de su sector público y crear redes de apoyo internas que ayuden a los ciudadanos a salir de la pobreza.

Preguntémosle a nuestros principales socios China, Rusia e Irán cómo han hecho para crecer e incluir laboralmente a la vez, sacando millones de la pobreza a pesar las agresiones imperiales de EEUU y sus aliados en Europa.

7) La distribución del Producto Interno Bruto: un análisis crítico

Desde el enfoque del ingreso, el Producto Interno Bruto (PIB) d Venezuela está estimado en unos 106 mil millones de dólares, según datos del FMI, muy lejos del punto de inflexión alcanzado con Hugo Chávez Frías al momento de su partida física en 2012 (USD 372.592 millones). Sin embargo, esa cifra refleja un sistema económico donde la distribución de la riqueza es extremadamente desproporcionada.

El análisis de los ingresos agregados muestra que el Estado en la actualidad administra el 12% del total del PIB a través de la recaudación fiscal y aranceles, los empresarios se quedan con un 68% por excedentes de explotación, y los trabajadores, a través de los salarios y remuneraciones, solo reciben el 20% restante. Este patrón de distribución muestra de manera clara los niveles de desigualdad estructural presentes en la economía venezolana, a pesar del susodicho «crecimiento».

En contraste, los países PADI (Países de Alta Distribución de Ingresos a favor de las Remuneración como %PIB) —aquellos que logran distribuir de manera más equitativa los ingresos generados por el PIB— muestran una distribución mucho más favorable a los trabajadores.

En estos países, la remuneración de los empleados supera el 50% del total del ingreso nacional, mientras que los empresarios reciben alrededor del 40% y el Estado solo retiene cerca del 10% para su recaudación fiscal y aranceles. Este modelo no solo genera una mayor equidad social, sino que también fomenta un círculo virtuoso de desarrollo económico inclusivo, en el que los trabajadores, al recibir una mayor porción del PIB, tienen un mayor poder adquisitivo, lo que se traduce en una demanda interna más robusta y, en última instancia, en un crecimiento más sostenido y menos dependiente de factores externos.

Por cierto, nuestra socia China está de cuarta posición entre los primeros 10 países que mejor Distribuyen el PIB a favor de la Remuneración de Empleados (%). ¡Vayan y pregúntenle a los asesores chinos como han logrado eso con 1,4 mil millones de habitantes.

No obstante, los ministros de Planificación y los de Finanzas, junto al Banco Central de Venezuela, con apenas 30 millones de habitantes, de los cuales, 7 millones están afuera, no han logrado aumentar el salario mínimo integral ni siquiera a la mitad de lo que establece el Artículo 91 de la Constitución, algo que sagradamente el líder popular y triunfador Hugo Chávez garantizó durante sus dos gestiones de gobierno como defensor de su propia Constitución.

Hay que recordar, que a partir del 2015 se dejó de pagar a ese nivel, representando en la peor desgracia sufrida por todos los trabajadores, pensionados y jubilados venezolanos en muchos años. Incluso, hoy se vanaglorian del pago de bonificaciones en vez de salarios como si fuera una panacea económica emergente.

Desde mi perspectiva crítica, las políticas neoliberales implementadas desde el año 2019, adoptadas por Maduro, como la liberalización del mercado y la distribución de casi la totalidad de la renta petrolera para importadores sin aumentar las reservas internacionales y constriñendo la liquides monetaria en bolívares, sin aumentar los salarios y pensiones como lo manda la Constitución, han beneficiado a la burguesía local y a los empresarios, pero han exacerbado la pobreza y la desigualdad

8) El papel de la CEPAL y la medición del «crecimiento”

Es importante no caer en la trampa de valorar un crecimiento económico sin tener en cuenta sus consecuencias sociales. La CEPAL reconoce un crecimiento en términos cuantitativos, pero esa métrica no toma en cuenta los efectos desiguales de ese crecimiento en las diferentes clases sociales.

El informe de la CEPAL debería considerarse con un enfoque más holístico que incorpore indicadores de desigualdad, como el índice de Gini, el acceso a servicios básicos, la calidad de los empleos generados y la sostenibilidad del crecimiento a largo plazo.

9) Reflexión final:

Crecimiento, pero ¿para quién?En resumen, el crecimiento económico que Venezuela experimenta no debe ser tomado como un indicador absoluto de que la situación está mejorando. El país puede estar creciendo en términos macroeconómicos, pero sin una política económica que priorice la inclusión social, la justicia salarial y el acceso equitativo a los recursos, este crecimiento será efímero y generará más desigualdad.

No es suficiente con crecer; se debe crecer de manera inclusiva, generando políticas que promuevan una distribución más justa de la riqueza.

correo: agiussepe@poli-data.com

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