A continuación Poli-data.com ofrece una perspectiva integral, multidimensional y rigurosa de la sociedad mundial para el 2025, a partir de las estadísticas económicas, sociales, tecnológicas y ambientales mundiales basadas en fuentes confiables como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, las Naciones Unidas (ONUla Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Organización Mundial de la Salud (OMS), Agencia Internacional de la Energía (AIE), Organización Internacional del Trabajo (OIT), Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) y la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES).
Macroeconómicos:
• Crecimiento del PIB mundial: El FMI proyecta un crecimiento del PIB real global del 2.9% para 2025. (FMI, Perspectivas de la economía mundial, octubre de 2024)• Inflación: Se espera que la inflación global se modere al 4.1% en 2025, aunque con variaciones significativas entre países. (FMI)
• Deuda pública: La deuda pública global alcanzó un nivel récord del 99% del PIB en 2023 y se prevé que se mantenga elevada en 2025. (FMI)
• Desempleo: La tasa de desempleo global se estima en 5.8% para 2025, con desigualdades persistentes entre regiones. (OIT)
Sociales:
• Pobreza: Se estima que 689 millones de personas viven en pobreza extrema (menos de $1.90 al día) en 2024. (Fuente: Banco Mundial)
• Desigualdad: El 10% más rico de la población mundial posee el 76% de la riqueza total. (Informe sobre la Desigualdad Global)
• Educación: 258 millones de niños y jóvenes están fuera de la escuela. (UNESCO)
• Salud: La esperanza de vida global es de 73.4 años, pero con grandes disparidades entre países. (OMS)
Tecnológicas:
• Inversión en I+D: La inversión global en investigación y desarrollo alcanzó los $2.2 billones en 2022. (Fuente: UNESCO)
• Adopción de tecnologías digitales: El 63% de la población mundial utiliza Internet. (Fuente: Unión Internacional de Telecomunicaciones)
• Inteligencia artificial: Se proyecta que el mercado global de la IA alcance los $422 mil millones para 2028. (Fuente: Statista)
Ambientales:
• Emisiones de CO2: Las emisiones globales de dióxido de carbono alcanzaron un récord de 36.3 gigatoneladas en 2022. (Agencia Internacional de la Energía)
• Temperatura global: La temperatura media global ha aumentado 1.1°C por encima de los niveles preindustriales. (IPCC)
• Pérdida de biodiversidad: Un millón de especies de plantas y animales están en peligro de extinción. (IPBES)
A continuación, Poli-data.com presenta un análisis de las políticas económicas del gobierno de Nicolás Maduro a través de los dos enfoques económicos antagónicos: el keynesiano y monetarista, tomando como base los principales indicadores macroeconómicos de cierra del año 2024.
Ambas perspectivas permiten una revisión crítica y conocer de manera más realista cómo se encuentra la situación económica de Venezuela a inicios del 2025, a la luz de los indicadores y evaluar tanto sus efectos sobre la demanda agregada como sobre la estabilidad macroeconómica.
Perspectiva Keynesiana
La teoría keynesiana enfatiza la importancia de la demanda agregada como motor del crecimiento económico. En el caso venezolano, la baja capacidad de consumo y la insuficiente inversión pública han generado una dinámica económica deprimida.
Indicadores claves
– Ingreso mínimo integral: $132,5, mientras que la canasta básica familiar alcanza los $700. Esto implica que los trabajadores solo cubren el 18,9% de sus necesidades básicas, limitando severamente el consumo interno.
– Desempleo: 7,2%, con un sector público sobredimensionado de 4 millones de empleados.
– Gasto salarial público: Representa entre el 60% y 70% del presupuesto nacional de $22.661 millones, pero no impacta significativamente en el poder adquisitivo real.
Análisis keynesiano
– Debilidad de la Demanda Agregada: Los salarios extremadamente bajos reducen la capacidad de consumo, que es esencial para estimular la producción y la inversión privada.
– Falta de inversión pública productiva: Aunque el gasto público es elevado, no se ha canalizado hacia sectores estratégicos que generen empleo y crecimiento sostenible, como infraestructura y tecnología.
– Inexistencia de políticas de redistribución: Las bonificaciones gubernamentales ($130) son insuficientes y no forman parte del ingreso formal, debilitando la protección social.
Recomendaciones desde Keynes
1. Incrementar el Salario Mínimo Vital: Establecerlo en al menos $350, cubriendo el 50% de la canasta básica, para fortalecer el consumo interno.
2. Inversión pública en infraestructura: Priorizar sectores clave como transporte, energía y vivienda para generar empleo y activar el efecto multiplicador.
3. Programas de empleo temporal: Incorporar a desempleados en proyectos comunitarios financiados por el Estado.
4. Reducción del encaje legal (70%): Liberar recursos para otorgar créditos de consumo e inversión, incentivando la demanda agregada.
Perspectiva Monetarista
El monetarismo, por su parte, pone el foco en el control de la inflación, la estabilidad monetaria y la relación entre liquidez y producción. En Venezuela, las políticas monetarias restrictivas han intentado controlar la inflación, pero han generado efectos adversos sobre la actividad económica.
Indicadores claves
– Inflación: 20% en 2024, una mejora significativa en comparación con años anteriores, pero aún refleja distorsiones estructurales.
– Liquidez Monetaria (M2): $3.021 millones, equivalente al 2,9% del PIB ($104.000 millones), una proporción extremadamente baja para estimular la economía.
– Relación M2/Reservas Internacionales: 31%, reflejando la restricción severa en la oferta de dinero.
– Tasa de Interés Activa: 58,36%, desincentivando el crédito para consumo e inversión.Análisis monetarista
– Estancamiento de la liquidez: La política de encaje legal del 70% y la baja M2/PIB han secado la economía de bolívares, restringiendo el acceso al crédito y dificultando la inversión productiva.
– Inflación controlada artificialmente: La estabilidad reciente se ha logrado mediante la dolarización parcial y el sacrificio de la oferta monetaria interna, sin resolver los problemas estructurales de producción.
– Reservas Internacionales: Aunque las reservas internacionales ($9.714 millones) son relativamente altas, su uso es limitado debido a sanciones y restricciones legales.
Recomendaciones desde el Monetarismo
1. Reducir el Encaje Legal: Disminuirlo gradualmente al 30%-40% para aumentar la liquidez monetaria sin descontrolar la inflación.
2. Revisar la política de Tasas de Interés: Establecer tasas más competitivas para incentivar el crédito y la inversión.
3. Fortalecer las Reservas Internacionales: Incentivar la exportación no petrolera para diversificar las fuentes de divisas.
4. Controlar el Déficit Fiscal: Reducir el gasto improductivo y mejorar la recaudación mediante una reforma fiscal progresiva.
Síntesis y propuesta Integral
La economía venezolana enfrenta desafíos estructurales profundos que requieren un replanteamiento de las políticas económicas:
• Desde la perspectiva keynesiana, el enfoque debe estar en aumentar los ingresos de los trabajadores, estimular la demanda agregada y realizar inversiones públicas estratégicas.
• Desde la perspectiva monetarista, es fundamental flexibilizar las políticas monetarias para reactivar el crédito y garantizar la estabilidad macroeconómica mediante un uso más eficiente de los recursos externos.
Ambos enfoques coinciden en que la política económica actual es insuficiente para generar crecimiento sostenible y mejorar el bienestar social. Es urgente adoptar medidas coordinadas que combinen los estímulos keynesianos con la disciplina monetarista para lograr una recuperación económica inclusiva y sostenible.
A continuación se presenta parte del Informe final de Gestión Económica de Venezuela en el 2024, que elabora la Consultora Poli-data.com, correspondiente al diagnóstico preciso y exhaustivo de la situación actual de la economía venezolana. A través del análisis de los indicadores macroeconómicos clave a finales de 2024, se busca comprender los desafíos y oportunidades que enfrenta el país en su camino hacia la recuperación económica.
Este diagnóstico es la base para justificar la aplicación del «Modelo de Expansión del PIB basado en la relación Consumo-Producción-Fiscalidad» propuesto para formular políticas públicas que promuevan un crecimiento económico sostenible e inclusivo.
El diagnóstico de la economía venezolana revela una situación compleja y desafiante. Las sanciones internacionales y la crisis económica han tenido un impacto profundo en la producción, el consumo, la inversión y las condiciones de vida de la población. Sin embargo, Venezuela cuenta con fortalezas que pueden ser aprovechadas para impulsar la recuperación económica.
Es crucial implementar políticas que promuevan la diversificación productiva, el control de la inflación, la generación de empleo y la mejora de la calidad de vida de la población. El «Modelo de Expansión del PIB Basado en la Relación Consumo-Producción-Fiscalidad» que propone el economista Andrés Giussepe ofrece un marco para la recuperación económica de Venezuela, basado en el estímulo de la demanda, la intervención del Estado y la distribución del ingreso.
Análisis de los Indicadores Macroeconómicos
A continuación, se analizan algunos de estos indicadores con mayor detalle:
– PIB real: Con un PIB real de USD 104.200 millones en 2024, la economía venezolana muestra signos de recuperación tras años de contracción. Sin embargo, el tamaño de la economía sigue siendo significativamente menor al registrado en años anteriores a la crisis.
Es fundamental impulsar un crecimiento sostenido para mejorar el nivel de vida de la población.
– Producción de petróleo crudo: La producción de petróleo crudo se mantiene limitada por las sanciones internacionales, alcanzando 960.000 barriles por día en noviembre de 2024.
La recuperación de la industria petrolera es crucial para generar divisas y financiar la inversión en otros sectores de la economía. Sin embargo, es necesario diversificar la economía para reducir la dependencia del petróleo y mitigar los riesgos asociados a la volatilidad de los precios internacionales.
– Cuenta corriente/PIB: La relación cuenta corriente/PIB de 3,40% en diciembre de 2023 indica una mejora en la posición de Venezuela en el comercio internacional. Sin embargo, es necesario promover las exportaciones no tradicionales y reducir la dependencia de las importaciones para fortalecer la balanza de pagos.
– Deuda externa/PIB: La relación deuda externa/PIB de 64,70% en diciembre de 2019 representa un nivel de endeudamiento significativo. Es necesario implementar políticas de manejo de la deuda para garantizar su sostenibilidad y evitar una crisis de deuda.
– Reservas internacionales: Las reservas internacionales se ubican en USD 9.714 millones, un nivel relativamente bajo en comparación con otros países de la región. Es necesario aumentar las reservas para respaldar la moneda y financiar las importaciones.
– Liquidez monetaria (M2): La liquidez monetaria alcanza USD 3.021 millones, lo que refleja una oferta monetaria muy restrictiva, que limita a la economía de disponer dinero suficiente para estimular la inversión y crecer la Demanda Agregada Interna. Es necesario expandir la liquidez monetaria aprovechando la caída de la inflación, reducir la tasa de interés y estimular el crédito productivo para evitar la presión inflacionaria.
– Tipo de cambio: El tipo de cambio se ubica en 51 Bs/USD en diciembre de 2024, con una devaluación del 42,1%. La evolución del tipo de cambio es crucial para la competitividad de las exportaciones y el control de la inflación.
– Inflación: La inflación disminuye su ritmo de crecimiento alcanzando alrededor del 20% en 2024. Sin embargo, sigue siendo elevada. Es necesario implementar políticas para controlar la inflación y proteger el poder adquisitivo de la población.
– Desempleo: La tasa de desempleo se ubica en 7,2% en diciembre de 2024. Es necesario generar empleo productivo para reducir la pobreza y mejorar la calidad de vida de la población.
– Ingreso Mínimo vital y el Salario mínimo: El salario mínimo es insuficiente para cubrir la canasta básica familiar, lo que afecta el poder adquisitivo de los trabajadores. Es necesario aumentar el salario mínimo y protegerlo de la inflación.
– Presupuesto nacional: El presupuesto nacional para 2025 asciende a USD 22.661 millones. Es necesario priorizar el gasto en salud, educación y protección social
– Recaudación fiscal: Es necesario mejorar la eficiencia de la recaudación fiscal y ampliar la base tributaria para financiar el gasto público y reducir la dependencia del petróleo.
Identificación de Fortalezas y Debilidades
Fortalezas:
Resiliencia de la población: La población venezolana ha demostrado una gran capacidad de adaptación y resistencia frente a la crisis.
Diversidad de recursos naturales: Venezuela cuenta con una gran diversidad de recursos naturales, incluyendo petróleo, gas, minerales y tierras fértiles.
Potencial de algunos sectores productivos: Algunos sectores productivos, como el turismo, la agricultura y la tecnología, tienen potencial de crecimiento.
Debilidades:
Dependencia del petróleo: La economía venezolana sigue siendo altamente dependiente del petróleo, lo que la hace vulnerable a la volatilidad de los precios internacionales.
Alta inflación: La inflación erosiona el poder adquisitivo de la población y genera incertidumbre en la economía.
Desempleo: El desempleo genera pobreza y desigualdad.
Pobreza y desigualdad: La crisis ha agudizado la pobreza y la desigualdad en Venezuela.
Corrupción e inestabilidad institucional: La corrupción y la inestabilidad institucional desincentivan la inversión y limitan el crecimiento económico.
Falta de transparencia en la información: La falta de datos confiables dificulta el análisis y la toma de decisiones.
Evaluación del Impacto de las Sanciones y la Crisis
Las sanciones internacionales, impuestas a partir de 2017, han tenido un impacto profundo y multifacético en la economía venezolana. Estas medidas, que incluyen restricciones financieras, comerciales y a la industria petrolera, han exacerbado la crisis económica preexistente y han generado una serie de consecuencias negativas:
– Contracción del sector petrolero: Las sanciones a PDVSA, la empresa estatal petrolera, han limitado su capacidad de exportar crudo y obtener financiamiento, lo que ha provocado una caída drástica en la producción de petróleo.
Según la OPEP, la producción de petróleo de Venezuela disminuyó de 2,4 millones de barriles por día en 2015 a 960.000 barriles por día en noviembre de 2024. Esta caída ha reducido significativamente los ingresos fiscales del país y ha limitado su capacidad de importar bienes y servicios esenciales.
– Desarticulación del aparato productivo: La falta de acceso a divisas, producto de la caída de las exportaciones petroleras, ha dificultado la importación de insumos y maquinaria, lo que ha afectado la producción en diversos sectores. El sector manufacturero, por ejemplo, ha experimentado una contracción significativa, con muchas empresas operando por debajo de su capacidad o cerrando definitivamente.
– Crisis financiera: Las sanciones financieras han limitado el acceso de Venezuela a los mercados internacionales de capital, lo que ha dificultado la obtención de financiamiento para el desarrollo. Esto ha afectado la inversión pública y privada, y ha contribuido a la depreciación del bolívar y al aumento de la inflación.
– Deterioro de las condiciones de vida: Las sanciones y la crisis económica han tenido un impacto devastador en las condiciones de vida de la población venezolana. La escasez de alimentos, medicinas y otros bienes esenciales, junto con la hiperinflación y el desempleo, han provocado un deterioro en la calidad de vida y han aumentado la pobreza y la desigualdad.
Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), la pobreza extrema en Venezuela alcanzó el 76,6% en 2021.
– Migración masiva: La crisis económica y social ha provocado una migración masiva de venezolanos, que buscan mejores oportunidades en otros países. Se estima que más de 6 millones de venezolanos han emigrado desde 2015, lo que representa una pérdida significativa de capital humano para el país.
Determinación de la Capacidad Productiva
La capacidad productiva de la economía venezolana se encuentra actualmente muy por debajo de su potencial. Diversos factores han contribuido a esta situación, entre ellos:
Falta de inversión: La crisis económica, la incertidumbre política y las sanciones han desincentivado la inversión, tanto pública como privada. La falta de inversión en mantenimiento y modernización ha provocado un deterioro en la infraestructura y en el parque industrial del país.
Escasez de insumos: La falta de acceso a divisas ha dificultado la importación de insumos y materias primas, lo que ha afectado la producción en diversos sectores.
Inestabilidad macroeconómica: La alta inflación, la volatilidad del tipo de cambio y la incertidumbre económica generalizada han creado un ambiente desfavorable para la inversión y la producción.
Fuga de talentos: La migración masiva de venezolanos ha provocado una pérdida de capital humano calificado, lo que afecta la productividad y la capacidad de innovación del país.
A pesar de estos desafíos, existen sectores que presentan un potencial de crecimiento significativo:
Sector agroalimentario: Venezuela cuenta con vastas extensiones de tierras fértiles y una tradición agrícola que podría ser reactivada con políticas adecuadas de financiamiento, asistencia técnica y acceso a mercados.
Turismo: Venezuela posee una gran diversidad de atractivos turísticos, incluyendo playas, montañas, selvas y ciudades históricas. El desarrollo del turismo podría generar importantes ingresos y empleos, especialmente en las regiones con mayor potencial turístico.
Sector tecnológico: Venezuela cuenta con un capital humano joven y con talento en el área tecnológica. El desarrollo de este sector podría impulsar la innovación y la diversificación de la economía.
Para reactivar la capacidad productiva del país, es fundamental implementar políticas que promuevan la inversión, el acceso a financiamiento, la estabilidad macroeconómica y la formación de capital humano.
El «Modelo de Expansión del PIB Basado en la Relación Consumo-Producción-Fiscalidad» que es una propuesta del Doctor en Economía y Gerencia, Andrés Giussepe, busca precisamente crear un círculo virtuoso donde el aumento del consumo interno impulse la producción y la inversión, generando un crecimiento económico sostenible e inclusivo.
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Fuentes consultadas:
• Christensen, C. M. (1997). The innovator’s dilemma: When new technologies cause great firms to fail. Boston, Mass: Harvard Business School Press.
• Sen, A. (1999). Development as freedom. Oxford: Oxford University Press.
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Hoy quiero compartir una reflexión que no puede esperar más. Venezuela está en una encrucijada histórica, y es el momento de asumir una postura crítica, pero también propositiva. La reciente celebración del Foro Mundial de Zonas Económicas Especiales en Caracas nos ofrece una oportunidad para analizar con perspectiva comparada el camino que está tomando nuestro país.
Vemos con admiración cómo China, bajo un modelo de transformación económica planificada, ha logrado sacar de la pobreza extrema a más de 800 millones de personas, según datos del Banco Mundial. No solo eso, sino que se ha consolidado como una de las 10 economías que mejor distribuyen el ingreso nacional a través de la remuneración de sus trabajadores.
¿No debería Venezuela aspirar a lo mismo? ¿Por qué no aprovechar esta relación estratégica con China para aprender de su modelo y adaptarlo a nuestra realidad?
“Capitalismo con peculiaridades chinas”
El caso de China es paradigmático. Se trata de un país que pretende combinar la apertura económica con una fuerte planificación estatal y un control político férreo. A través de las Zonas Económicas Especiales, atrajo inversión extranjera, pero no de forma descontrolada ni caótica. Lo hizo bajo la lógica de un “capitalismo con características chinas”, asegurando que la riqueza generada por la inversión se tradujera en beneficios tangibles para su población.
Pero el aspecto más relevante para Venezuela no es solo la atracción de inversión extranjera. El mayor logro de China ha sido la reducción de la pobreza y la mejora en la distribución del ingreso. En 2022, la remuneración de los empleados representó cerca del 50% del PIB de China, lo que significa que la mitad de la riqueza generada en el país se redistribuye a través de los salarios. Esta proporción está muy por encima de los medios latinoamericanos y supera con creces lo que hoy observamos en Venezuela.
En contraste, nuestro país ha vivido un proceso de pauperización laboral, con un salario mínimo que no cubre ni el 5% del costo de la Canasta Básica. A esto se suma la precarización del empleo público y la política de bonificaciones discrecionales que debilitan el ingreso formal de los trabajadores. ¿Cómo podemos hablar de justicia social si el salario mínimo no está ni cerca de cumplir con el mandato del Artículo 91 de la Constitución?
Autocrítica reflexiva contra la visión salarial de Jesús Farías
Aquí es donde hago un llamado a la autocrítica. No podemos pretender construir un modelo de «socialismo productivo» mientras la clase trabajadora sigue siendo la más golpeada por la crisis económica. El argumento de que «se aumentará el salario cuando mejoren los ingresos petroleros» es insuficiente. Esta ha sido la excusa repetida por el diputado Jesús Farías y otros voceros gubernamentales, pero la realidad es que el país necesita un cambio de enfoque.
Venezuela no puede seguir dependiendo exclusivamente de la renta petrolera para ajustar los salarios. China no esperaba que el precio de sus exportaciones subiera para tomar de redistribución del ingreso, lo hizo con base en políticas de planificación económica, medidas de incentivos al empleo productivo y un sistema tributario más eficiente.
Si bien es cierto que Venezuela ha sufrido las consecuencias de las sanciones internacionales, esta no puede ser la excusa permanente. Los mismos argumentos que justifican la creación de Zonas Económicas Especiales para atraer inversión extranjera deben ser utilizados para promover la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores. ¿De qué sirve atraer capitales si ese dinero no se traduce en mejores salarios, empleo digno y reducción de la pobreza?
Recomendaciones
Desde esta tribuna, proponemos cinco recomendaciones concretas:
1. Ajustar el salario mínimo con base en la Canasta Básica, tal como lo establece el Artículo 91 de la Constitución. Este ajuste debe ser inmediato y no puede depender exclusivamente de los ingresos petroleros.
2. Tomar como ejemplo los países PADI (Países de Alta Distribución de Ingresos a favor de las Remuneraciones de empleados (%PIB)), como China, para adoptar un modelo económico que priorice la distribución del ingreso a través de la remuneración de los trabajadores. Estos países han demostrado que un mayor ingreso para la clase trabajadora no genera inflación ni ahuyenta la inversión, como lo reconoce la propia presidenta de México, Claudia Sheinbaum.
3. Revisar el modelo de bonificaciones salariales. La política actual de bonos discrecionales es insostenible y atenta contra la estabilidad del ingreso laboral. Los bonos deben ser parte del salario integral y no simples ayudas puntuales.
4. Fortalecer la economía productiva no petrolera. No podemos seguir supervisando los salarios al comportamiento del mercado petrolero. Se deben impulsar sectores estratégicos de la economía que generen empleo estable y salarios dignos.
5. Garantizar la transparencia y la participación de los trabajadores en la definición de las políticas salariales. El gobierno debe abrir espacios de diálogo inclusivos donde la voz de los trabajadores, las organizaciones sindicales y los académicos tengan peso en la definición de la política salarial.
Maduro tienes que virar la política económica por una más inclusiva
Hoy, más que nunca, es necesario un viraje en la política económica del país. Venezuela no puede seguir justificando la precarización salarial bajo la excusa de las sanciones o la caída de los ingresos petroleros. El gobierno tiene la oportunidad de aprender de la experiencia china y adoptar una visión de justicia distributiva que permita recuperar la dignidad de los trabajadores.
Señor presidente Nicolás Maduro, tome el ejemplo de China. Si ellos pudieron sacar a 800 millones de la pobreza, nosotros podemos al menos garantizar un salario mínimo digno que cubra la Canasta Básica. No esperemos más. Los trabajadores no pueden seguir siendo los pagadores de la crisis. ¡El momento de actuar es ahora!
1. Control de los medios de comunicación. El gobierno de Maduro ha fortalecido su control sobre los medios estatales y privados dentro del país, promoviendo una narrativa favorable al gobierno y acusando a medios internacionales de formar parte de una guerra informativa.
Los medios estatales y aliados presentan versiones de los hechos que defienden al gobierno, mientras que se restringe el acceso a medios críticos, como ocurrió con la salida de CNN en Español y el bloqueo de portales como El Pitazo o La Patilla.
2. Uso de redes sociales y medios digitales. Maduro y su gobierno han utilizado plataformas como Twitter y otras redes sociales para amplificar mensajes oficiales, promover campañas que denuncien las sanciones como ataques imperiales y defender sus políticas. Han generado hashtags y contenido digital que busca desmentir acusaciones de corrupción, crisis humanitaria y violaciones de derechos humanos, y señalar a Estados Unidos como responsable de los problemas económicos.
3. Creación de alianzas internacionales.El gobierno ha buscado respaldo de países aliados como China, Rusia, Turquía, Irán, y organizaciones como el Movimiento de Países No Alineados para contrarrestar las campañas internacionales que apoyan las sanciones y el bloqueo. A nivel diplomático, han acusado a las potencias occidentales de imponer una “guerra económica” con fines de intervención y dominación neocolonial.
4. Propaganda oficial. A través de discursos y campañas oficiales, el gobierno ha creado narrativas donde las sanciones y bloqueos son vistos como formas de guerra híbrida dirigidas a socavar la soberanía y la estabilidad interna. Se resalta el papel del “pueblo revolucionario” en la resistencia contra lo que llaman ataques del imperialismo.
5. Fortalecimiento de la soberanía económica. En el ámbito económico, el gobierno ha buscado medidas de sustitución de importaciones, acuerdos comerciales alternativos con países como Irán y Rusia, y el fomento de la producción local como forma de resistir el bloqueo económico. Esto se conecta con la narrativa de guerra cognitiva al mostrar al país como capaz de sobreponerse a la intervención extranjera.
6. Denuncias en foros internacionales. El gobierno de Maduro ha utilizado espacios como la ONU y el Consejo de Derechos Humanos para denunciar la guerra cognitiva como una violación de los derechos humanos y de la soberanía venezolana, argumentando que la desinformación forma parte de una estrategia para justificar una intervención externa.
7. Educación mediática y control del discurso. Maduro ha promovido programas de formación política y educación mediática para sus seguidores, con el fin de que la población reconozca las tácticas de guerra informativa. Se ha instado a los ciudadanos a consumir información de medios estatales y alternativos alineados con el gobierno, a fin de “protegerse” de la manipulación extranjera.
8. Desarrollo de tecnología y ciberdefensa. El gobierno ha hecho esfuerzos por desarrollar capacidades tecnológicas y de ciberseguridad para proteger sus infraestructuras digitales de ciberataques y sabotajes que puedan tener implicaciones en la difusión de propaganda en línea, además de buscar alternativas a la dependencia tecnológica de actores sancionadores.
9. Apoyo y movilización del “pueblo organizado”. El gobierno moviliza constantemente a su base de apoyo a través de movimientos sociales y colectivos que promueven su narrativa.
10. Restricciones y censura. Ante la crítica o narrativas alternativas, el gobierno ha aplicado bloqueos de páginas web, control sobre la distribución de papel periódico, y la limitación del acceso a plataformas críticas para frenar la difusión de narrativas contrarias.
Estas acciones forman parte de la estrategia de “defensa cognitiva”, que busca controlar el flujo de información.
Estas estrategias evidencian un enfoque multifacético de defensa, donde se combina la gestión del relato interno con la denuncia internacional, todo enmarcado en un discurso de resistencia soberana contra lo que se presenta como una guerra cognitiva.
(*) Economista, Doctor en Economía y en Gerencia, UCV, Venezuela
En estos días de navidad y de evaluación de los resultados económicos nacionales e internacionales publiqué un artículo polémico titulado: “¡Un año más, una navidad más! Donde hago alusión a la llegada nuevamente de la navidad con promesas salariales incumplidas.
Pero me encontré en los grupos del WhatsApp a una persona “chavista-madurista”, que en su delirio y celebración porque la CEPAL reconoció que el crecimiento económico de Venezuela para el 2024 alcanzará alrededor de los 6,7%, me atacó con mucha emocionalidad escribiéndome el siguiente mensaje:
“Con todo respeto compañeros. Este señor parece más oposición venezolana que otra cosa. Lo mínimo sería que explicara por qué no es posible aún elevar los salarios. Y como el gobierno compensar está situación con los trabajadores. Es cierto que aún están por debajo del resto de salarios en América latina. Pero la recuperación del poder adquisitivo ha sido invaluable. Es triste ver alguien que habla de las acciones del gobierno y deja de lado las sanciones y el feroz bloqueo que son las principales causantes. Por el contrario deberían estar orgullosos de que la CEPAL reconozca que fue el país que más creció en América Latina en el 2024, el 6,7 % , luego de tener en 2019 una inflación del 386.000 por ciento. Algo que es un gran mérito en si.”
A continuación voy a responder a cada una de sus inquietudes y a su narrativa de “éxito alcanzado” por el gobierno de Nicolás Maduro y sus principales asesores, entre ellos, el diputado Jesús Farías y el Ministro de Planificación, Ricardo Menéndez, a fin de colocar en “el debate económico necesario” varios de mis argumentos y consideraciones que hago desde un enfoque sistémico-complejo y desde una perspectiva postkeynesiana.
2) Mi respuesta profesional a su comentario
Con todo el respeto, es fundamental reconocer que, en términos de análisis económico y social, el crecimiento de la economía no necesariamente implica una mejora en la calidad de vida de la población, y menos aún una reducción de las desigualdades estructurales que afectan a amplios sectores de la sociedad. El crecimiento del 6,7% que menciona la CEPAL, si bien es un dato positivo desde una perspectiva puramente cuantitativa, no refleja una transformación estructural profunda en términos de inclusión social, estabilidad salarial o distribución equitativa de la riqueza.
3) Crecimiento sin inclusión
El crecimiento económico por sí solo no garantiza la mejora de los estándares de vida, sobre todo en contextos donde la distribución del ingreso es altamente desigual. El caso de Venezuela es paradigmático: podemos tener un crecimiento económico debido a ciertos factores externos, como los precios internacionales del petróleo o el incremento de la producción petrolera gracias a la rebaja de algunas de la Medidas Coercitivas Unilaterales en ese sector, pero este crecimiento no necesariamente se traduce en una mejora real del poder adquisitivo de los trabajadores, ni en una reducción significativa de la pobreza o la desigualdad.
4) La renta petrolera persiste como palanca del crecimiento económico
En ese sentido, reconocemos que la producción petrolera aumentó en este año 9%, pasando de 850.000 barriles diarios en 2023 a alrededor del 927.000 barriles diarios (OPEP), gracias al apoyo de China, Rusia e Irán, para reactivar algunos campos petroleros. Como ves, estas cifras indican una tendencia hacia una lenta recuperación, aunque aún muy distante de los niveles de producción alcanzados en el último año de gestión de Hugo Chávez Frías apogeo, cuando Venezuela superaba los 2,7 millones de barriles por día.
Es una noción básica de economía venezolana, que las exportaciones de petróleo han sido históricamente su principal fuente de ingresos; sin embargo, reconocemos que la industria petrolera sufrió un retroceso desde 2017, afectada principalmente por las sanciones impuestas por Estados Unidos contra la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), según lo que afirman las autoridades venezolanas.
A pesar de eso, nos enteramos años después que en ese contexto se ejecutó uno de los casos de corrupción más sonado de la historia económica contemporánea: Pdvsa-Cripto, que hasta la fecha actual, no sabemos cuánto representa en barriles y cuáles son las principales fuentes del desfalco de alrededor de 23.000 millones de dólares.
Pero más allá de eso, insistimos que el uso de la narrativa “triunfo” por el crecimiento económico del 2024, resalta de manera irónica, el hecho de que el crecimiento no ha sido inclusivo, lo cual invita a cuestionar las narrativas oficiales sobre el progreso económico, porque al igual que en la mayoría de los países del mundo, el crecimiento económico del 2024, ha sido en gran medida excluyente, concentrándose en sectores específicos de la economía mientras los sectores más vulnerables se ven marginados.
Veamos porqué digo eso, que suena como un discurso subversivo para muchos lectores e intérpretes del Gobierno actual.
5) La trampa de la desigualdad estructural
Es relevante señalar que el crecimiento que se describe como «positivo» en Venezuela se produce en un contexto de desigualdad estructural que no está siendo abordada de manera efectiva. El aumento del poder adquisitivo que se menciona, es relativo y no debe ser confundido con una mejora sustancial en las condiciones laborales o salariales.
El salario mínimo en Venezuela sigue estando por debajo de los niveles requeridos para cubrir las necesidades básicas de los trabajadores, lo que indica que este «crecimiento» no está acompañado de una verdadera inclusión social. Es un crecimiento desigualmente distribuido, que perpetúa las disparidades sociales.
6) El impacto del bloqueo y las sanciones
Entiendo la preocupación sobre el impacto de las sanciones y el bloqueo, que ciertamente han generado dificultades adicionales para la economía venezolana. Sin embargo, esta situación no puede ser utilizada como excusa para desestimar la necesidad urgente de generar políticas inclusivas y sostenibles. Los países que enfrentan situaciones similares de crisis económica han adoptado enfoques innovadores para mitigar los efectos de las sanciones, buscando alternativas para diversificar sus economías, mejorar la eficiencia de su sector público y crear redes de apoyo internas que ayuden a los ciudadanos a salir de la pobreza.
Preguntémosle a nuestros principales socios China, Rusia e Irán cómo han hecho para crecer e incluir laboralmente a la vez, sacando millones de la pobreza a pesar las agresiones imperiales de EEUU y sus aliados en Europa.
7) La distribución del Producto Interno Bruto: un análisis crítico
Desde el enfoque del ingreso, el Producto Interno Bruto (PIB) d Venezuela está estimado en unos 106 mil millones de dólares, según datos del FMI, muy lejos del punto de inflexión alcanzado con Hugo Chávez Frías al momento de su partida física en 2012 (USD 372.592 millones). Sin embargo, esa cifra refleja un sistema económico donde la distribución de la riqueza es extremadamente desproporcionada.
El análisis de los ingresos agregados muestra que el Estado en la actualidad administra el 12% del total del PIB a través de la recaudación fiscal y aranceles, los empresarios se quedan con un 68% por excedentes de explotación, y los trabajadores, a través de los salarios y remuneraciones, solo reciben el 20% restante. Este patrón de distribución muestra de manera clara los niveles de desigualdad estructural presentes en la economía venezolana, a pesar del susodicho «crecimiento».
En contraste, los países PADI (Países de Alta Distribución de Ingresos a favor de las Remuneración como %PIB) —aquellos que logran distribuir de manera más equitativa los ingresos generados por el PIB— muestran una distribución mucho más favorable a los trabajadores.
En estos países, la remuneración de los empleados supera el 50% del total del ingreso nacional, mientras que los empresarios reciben alrededor del 40% y el Estado solo retiene cerca del 10% para su recaudación fiscal y aranceles. Este modelo no solo genera una mayor equidad social, sino que también fomenta un círculo virtuoso de desarrollo económico inclusivo, en el que los trabajadores, al recibir una mayor porción del PIB, tienen un mayor poder adquisitivo, lo que se traduce en una demanda interna más robusta y, en última instancia, en un crecimiento más sostenido y menos dependiente de factores externos.
Por cierto, nuestra socia China está de cuarta posición entre los primeros 10 países que mejor Distribuyen el PIB a favor de la Remuneración de Empleados (%). ¡Vayan y pregúntenle a los asesores chinos como han logrado eso con 1,4 mil millones de habitantes.
No obstante, los ministros de Planificación y los de Finanzas, junto al Banco Central de Venezuela, con apenas 30 millones de habitantes, de los cuales, 7 millones están afuera, no han logrado aumentar el salario mínimo integral ni siquiera a la mitad de lo que establece el Artículo 91 de la Constitución, algo que sagradamente el líder popular y triunfador Hugo Chávez garantizó durante sus dos gestiones de gobierno como defensor de su propia Constitución.
Hay que recordar, que a partir del 2015 se dejó de pagar a ese nivel, representando en la peor desgracia sufrida por todos los trabajadores, pensionados y jubilados venezolanos en muchos años. Incluso, hoy se vanaglorian del pago de bonificaciones en vez de salarios como si fuera una panacea económica emergente.
Desde mi perspectiva crítica, las políticas neoliberales implementadas desde el año 2019, adoptadas por Maduro, como la liberalización del mercado y la distribución de casi la totalidad de la renta petrolera para importadores sin aumentar las reservas internacionales y constriñendo la liquides monetaria en bolívares, sin aumentar los salarios y pensiones como lo manda la Constitución, han beneficiado a la burguesía local y a los empresarios, pero han exacerbado la pobreza y la desigualdad
8) El papel de la CEPAL y la medición del «crecimiento”
Es importante no caer en la trampa de valorar un crecimiento económico sin tener en cuenta sus consecuencias sociales. La CEPAL reconoce un crecimiento en términos cuantitativos, pero esa métrica no toma en cuenta los efectos desiguales de ese crecimiento en las diferentes clases sociales.
El informe de la CEPAL debería considerarse con un enfoque más holístico que incorpore indicadores de desigualdad, como el índice de Gini, el acceso a servicios básicos, la calidad de los empleos generados y la sostenibilidad del crecimiento a largo plazo.
9) Reflexión final:
Crecimiento, pero ¿para quién?En resumen, el crecimiento económico que Venezuela experimenta no debe ser tomado como un indicador absoluto de que la situación está mejorando. El país puede estar creciendo en términos macroeconómicos, pero sin una política económica que priorice la inclusión social, la justicia salarial y el acceso equitativo a los recursos, este crecimiento será efímero y generará más desigualdad.
No es suficiente con crecer; se debe crecer de manera inclusiva, generando políticas que promuevan una distribución más justa de la riqueza.